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Cuento para mi sumisita

Cuento para mi sumisita

Esta historia que contare, es la unión de muchas azares de la vida, y de cosas que causaron mucho dolor a una persona y que al mismo tiempo sin ser participe en los hechos hizo que un señor policía cambiara su forma de pensar y de ver a las personas, entendió que detrás de cada persona siempre puede haber un dolor difícil de entender y que a las personas había que valorarlas siempre como a tales, y no solo por sus actos por incomprensibles que pudieran parecer. 

Parte primera

Hace muchos años, había un joven médico, un cirujano de éxito contrastado como ambicioso. Esta medico un buen día conoció a una joven heredera de una considerable fortuna, una joven que podía hacerle situar en una elite más ambiciosa y en un estatus muy superior, a través de ella podía conocer a grandes familias de renombre y colearse entre la clase política de más rango.

El joven cirujano, a la joven heredera conquisto y con ella se caso. Pero no se caso por amor, sino por ambición que se convertiría en trágica y llena de dolor.

Del matrimonio entre la joven cirujano y la joven heredera, nació al poco tiempo una hija, y para el resto de mortales veían este matrimonio como el matrimonio perfecto, jóvenes ricos y triunfadores, los cuales tuvieran pronto a una pequeña hija.  

Pero no más lejos de la realidad, en realidad era un matrimonio de engaño, en que la joven heredera estaba totalmente enamorada pero en el joven cirujano no era el caso. Este disfrutaba al margen de su matrimonio de vicios inconfesables como de numerosos amantes.

Un día ya pasados unos diez años de matrimonio, la joven heredera se considera muy infeliz, sabía que su marido no la quería, que la detestaba y cayó en un pozo que no tenia fondo, hasta que finalmente un día sobre su cama se corto sus venas, desangrándose hasta finalmente morir.

 

Parte segunda

 

Muchos años después de este hecho, prácticamente unos doce años después había un señor policía en un pueblo de montaña, que un día por su trabajo conoció a una chica de unos 23 años la cual tenía un novio metido en el mundo de la droga y de la delincuencia.

Este joven novio, siempre andaba metido en drogas como en pequeños robos, y a criterio del señor policía este era una mala persona, tanto por lo que hacía por cómo veía que trataba a su novia.

Este joven novio trataba a su novia con desprecio, con gritos e insultos, pero sin lógica para la gente que lo veía, esta joven estaba enamorada, muy enamorada de su novio.

Se la veía una chica de mirada triste, pero a pesar de eso se la notaba muy enamorada del joven delincuente.

La primera vez que el señor policía hablo con la joven enamorada, sencillamente este trato con indiferencia a la joven, en cierta forma la juzgo también como una delincuente, porque pensó que si tenía a ese novio no podía ser muy diferente a él.

El señor policía sabia que esa joven por oídas que procedía de una buena familia, cosa que dudaba porque en ella solo veía a una chica que hacia cualquier cosa por su novio, veía que le conseguía dinero para el de la forma que fuese, dándole cobertura en sus ilícitos o ella incluso de maneras que mejor no mencionar.

Pero un día el señor policía, coincidió con la joven novia y empezaron a hablar, de cosas intranscendentes, cosas sin la más menor importancia y ese hecho hizo que el señor policía durante un espacio muy corto de tiempo hablara ocasionalmente con la joven novia en varias ocasiones.

 

Parte tercera.

En varias ocasiones se encontraron casualmente el señor policía y la joven novia por el pequeño pueblo de montaña, y haciendo que hablaran en esas pocas ocasiones de forma muy larga.

El señor policía en alguna de esas ocasiones, recomendó a la joven novia que dejara a su novio por ser este una mala influencia y que a ningún sitio bueno la podría llevar.

Un día el señor policía aprecio unos cortes recientes en el brazo de la joven novia, y de dio por hecho que estos no habían sido accidentales sino causados por el joven delincuente a su novia, dio por hecho que podían deberse a unos malos tratos.

El señor policía se enojo con la joven, recriminándole por ser tan tonta por dejarse mal tratar, y de llevar la vida que llevaba por culpa de su novio, advirtiéndole que el novio solo le traería problemas y dolor y que mejor que lo dejara.

A lo cual a las palabras del señor policía la chica estallo con enfado y le recrimino que acusara a alguien sin saber de que lo que estaba hablando. Le dijo que no se podía juzgar a las personas por lo que parecía evidente, ya que eso era totalmente injusto.

A lo cual el señor policía le contesto, que no le contara historias, que tonto no era, y empezando una pequeña discusión.

Al final la joven novia, empezó a llorar y el señor policía intento consolarla, hablándole con afecto. Y la chica en ese momento empezó a contar una historia que cambiaria  profundamente al señor policia.

Parte cuarta

La chica le conto a que se debían los cortes y esos cortes no eran tan recientes como parecían sino que habían empezado a producirse casi una década antes.        

Cuando tenía unos diez años, la joven novia y aun cuando vivía con sus padres, entro  en la habitación de su madre para jugar con ella, encontrándose a su madre  tendida sobre la cama casi inconsciente y con un charco de sangre a su alrededor, una sangre que brotaba de una de sus muñecas.

La joven novia por su edad y por el terror y miedo de ese momento se quedo bloqueada, simplemente paralizada por el terror, hasta que finalmente alguien unos largos minutos después también entro en la habitación, sacando a la niña del sitio y llamando a emergencias.

Pero no se pudo hacer nada, la madre de la joven novia murió minutos después, creando en la joven chica un sentimiento de culpabilidad y un trastorno que nunca supero.

El joven cirujano pronto rehízo su vida encontrando a otra persona, pero la pequeña niña cayó en una dinámica destructiva, culpándose de lo ocurrido, teniendo que ser tratada por múltiples psicólogos y psiquiatras.

Todos esos problemas derivaron en una esquizofrenia y en múltiples ingresos de largas temporadas. Era un alternar de hospitales, por la esquizofrenia y por diversos intentos de suicidio, pero en esa época y en esos años de infancia y adolescencia quien la arropo mas, fue un pequeño delincuente que había conocido en el colegio.

Un delincuente que a pesar de sus defectos, siempre la había ido a visitar y siempre se había interesado por como estaba, un pequeño delincuente que sin modales que se coloba en casa de su pequeña amiga o en el hospital para saber de ella y atenderla.

Un joven delincuente lleno de defectos, de maldades y de cosas reprochables pero con un rincón quizá de tremenda bondad y con muchos detalles hacia la joven novia.

Los cortes que la joven novia tenía en el brazo, no los había causado su joven novio delincuente, los había causado simplemente su propio dolor, los médicos psiquiatras ni psicólogos la habían podido evitar durante esos años de tratamientos paliar su dolor y la única forma que lograba ella paliar ese dolor, aunque para muchos sea incomprensible, era ella mismo casi a diario producirse pequeño cortes por todo su cuerpo, preferentemente sitios escondidos.

Ante esta historia el señor policía se quedo perplejo y entendió muchas cosas que nunca hubiera pensado poder entender ni tan siquiera poder planteárselas.

Es muy difícil explicar lo que sintió el señor policía, múltiples sensaciones que le hicieron ver que las cosas a veces no son tan simples, que los problemas no son tan fáciles de solucionar, y que cada persona se protege de su dolor de formas quizá a los ojos de los demás irracionales, pero totalmente legitimas.

El señor policía todo y no compartir el porqué la joven novia protegía de esa manera a su novio,  entendió un poco más los motivos, como entendió que la vida nunca es fácil y que cada cual se protege de su dolor a su manera, aunque esta resulte incomprensible a los ojos del resto de mortales.

El señor policía todo y no disculpar la actitud de falta de respeto en que trataba el joven delincuente a su novia dado que por mucho que la hubiera cuidado en un pasado, no le daba derecho a mal tratarla en un presente, entendió que quizá dentro de cada persona siempre hay hechos malos como de buenos. Y ese joven delincuente un día tuvo quizá actos muy nobles hacia otra persona, todo y que en la actualidad hubieran cambiado.

Parte quinta

Después de aquel día el señor policía y la joven novia, solo volvieron hablar en un par de ocasiones. En una de estas conversaciones la joven novia  en que el señor policía le dijo que respetaba lo que había hecho en el pasado el joven delincuente por ella, pero que no justificaba su actitud actual, esta le pregunto en broma, ¿tu crees que alguien más estaría con una chica esquizofrénica y con mis problemas?, a lo cual el señor policía respondió con toda la sinceridad del mundo:

.- El resto del mundo no se qué haría, pero yo si me enamorase de ti o de alguien con problemas parecidos, no tendría problema alguno, en seguir enamorado.

Poco mas supo el señor policía de la joven enamorada y del joven delincuente, dejo de encontrárselos por ese pueblo de montaña, un buen día desaparecieron y cuando el señor policía alguna vez se acuerda de ellos, siempre piensa que esa joven tenía muchas cualidades de las que uno enamorarse, a pesar de sus formas de escapar de su dolor, del odio que tenia a muerte a su padre, a pesar del dolor físico que ella misma se producía para castigarse por algo de lo que no era culpable, a pesar de todo, esa joven tenía muchas cualidades que cualquier persona que la hubiera conocido podría enamorarse.  Simplemente era una buena persona, una persona llena de sentimientos y con el deseo de estar con la persona que se quería y que algún día a pesar de sus problemas todo le fuera a mejor, encontrar la paz y vivir dejando el pasado atrás o como mínimo sabiendo convivir con él.

Parte sexta

El señor policía, hoy en día tiene algo muy claro, no hay que juzgar a las personas por hechos puntuales o por como haya sido su vida, solo hay que ver las personas por lo que son en un presente. 

Y  te aseguro sumisita mía, que eres mi presente, y que me da igual completamente igual lo que hayas hecho en un presente o pasado para salir de tu dolor. Te quiero por lo que eres, y si hay cosas que aun en un presente necesitas hacer para salir de tu dolor, claro que las entenderé y aceptare, y si puedo te ayudare en ellas, siempre estaré a tu lado y dispuesto a escucharte.

Solo quiero pedirte que no caigas en el mismo error que ese señor policía, que juzgo precipitadamente y de forma muy simple, no juzgues por favor lo que tú crees que yo no puedo entender o aceptar, si me quieres sabes que puedes compartir esas cosas conmigo y que también puedes estar conmigo sin necesidad de compartirlas que a mí no me hace falta saberlas, que te quiero y es lo único que me importa.

Recuerda las muchas cosas que te han dado miedo decirme en ocasiones, y que luego cuando las he sabido no ha pasado nada, que todo ha seguido igual y con toda la normalidad, y esto ha sido así por algo simple, porque todo lo que veo en ti me enamora y te quiero.

A mí para desear estar cincuenta años a tu lado, solo me hace falta saber una cosa, algo tan simple como si me quieres y si tus sentimientos hacen que tu deseo sea estar conmigo a pesar de los muchísimos miedos que puedas tener.

No pienses en las cosas que crees que no puedo entender y aceptar, mi sentimientos solo entienden de algo, de lo que veo en ti, de lo que mucho que te quiero, y de las miles cosas bonitas que hay en tu interior.

Sumisita, si me quieres no tengas miedo en darme tu mano, no tengas miedo a coger en este instante el teléfono y llamarme , no tengas miedo a lo que yo pueda pensar, creer o aceptar, te repito de nuevo, que mis sentimientos solo entienden algo, que te quiero, y que me da igual que hayas hecho o estés haciendo para superar tu dolor, que me da igual que tengas altibajos, porque solo me quedo con una cosa que es lo que realmente importa, la felicidad que me produce tenerte a mi lado, el cariño que me das, y tus sentimientos hacia mí.

Muchas veces, me has dicho que no soportas el victimismo, por tanto sumisita, si me quieres no dudes en llamarme, no dejes que el victimismo y los miedos dirijan tu vida. Deja que tu vida la dirija tus sentimientos, que la dirija tus emociones, y comparte conmigo tus miedos si es tu deseo, comparte conmigo una amistad, un sentimiento, un cariño, unas ilusiones.

Sumisita, con el relato prácticamente real en todos los aspectos que te he escrito, he querido decirte, que al igual que podría enamorarme y estar enamorado, de una chica que tiene problemas de esquizofrenia como de unos traumas que siempre la perseguirán, sean cuales sean tus miedos y las cosas que te asusta decirme, que no creas que no las podría entender ni aceptar, créeme mis sentimientos hacia ti van mucho mas allá de lo que imaginas. 

Créeme cuando te digo que los buenos momentos que me haces disfrutar y que me hacen plenamente feliz, compensan sobradamente los momentos difíciles, es que estos son insignificantes al lado de toda la felicidad que me das.

Si hay cosas que te asusta decirme, te repito que no hace falta que me las digas, aunque sean cosas no de un pasado sino de un presente, a mi lo que me importa es si me quieres y no importa para que nuestra amistad y cariño prosiga empezar de cero.

Si me quieres, hazme un favor, no tengas reparo en este momento de coger el teléfono y llamarme, si me quieres y no me llamas por creer que me haces un bien, entonces te equivocas de todas todas, si me quieres no tengas miedo en acercarte a mi. Sumisita, esas cosas que piensas que no entenderé o aceptare, sean de un pasado o de un presente, las puedo entender si me las cuentas, y si es tu deseo empezar de cero, empecemos de cero, te repito que a mi solo me hace falta saber una cosa, que me quieres, es lo único que valoro y me importa.

No tengas miedo en coger el teléfono y llamarme, no tengas miedo a lo que te grita que hagas tu corazón y todos tus sentimientos, llamame , t’estimo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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