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Un cuento para mi princesita

Un cuento para mi princesita

Érase una vez una hermosa doncella la cual era conocida en su aldea con el nombre de la Bella Adelaida ya que eras más bonita que una rosa en el mes de abril.

 

A la Bella Adelaida, le encantaba pasear por los bosques y los campos  para disfrutar de la olor de las flores y de los árboles, y un buen día en un largo  paseo se le hizo de noche encontrándose pérdida y  hambrienta.

 

Después de mucho andar la Bella Adelaida vio  una luz en la lejanía del bosque, y de inmediato dirigiéndose a ella para verse salvada, ya que miedo la daba oír los aullidos de los lobos y el canto de los búhos.

 

Al rato de mucho andar la Bella Adelaida llego a un castillo muy viejo y muy recóndito, un castillo el cual nunca había visto y del que nunca había oído hablar.

 

La Bella Adelaida gritó con fuerza:

 

- Señores del castillo señores del castillo soy una joven doncella perdida en el bosque, por favor ayúdenme que mucho miedo tengo.

 

Pero nadie respondió y la Bella Adelaida después de gritar varias veces que por favor alguien la ayudara, observo que la puerta del castillo estaba abierta y en el interior del castillo entro.

 

-Por favor por favor señores del castillo acudan en auxilio de una jovencita desprotegida.

 

Nadie contesto a la Bella Adelaida, la cual decidió inspeccionar el castillo dado que el mismo parecía habitado y estaba lleno de velas que iluminaban su interior.

 

Ya muy cansada la Bella Adelaida una habitación muy bonita encontró y en una bonita cama se acostó quedándose dormida rápidamente.

 

Pero cuando llevaba un rato dormida talvez por el miedo que tenia algo la sobresalto y de la cama se levanto dando una nueva vuelta por el castillo, viendo que dentro del castillo un rosal lleno de rosas había. Era el rosal más bonito que había visto jamás, de el brotaban unas rosas rojas que un hermoso olor desprendían.

 

La Bella Adelaida inconscientemente una rosa corto del rosal y en eso que una voz muy fuerte y muy enfadada le dijo:

 

-Ladrona, ¿de mi hospitalidad así abusas?, castigada serás con tener que vivir aquí  todo un año.

 

Sorprendida se quedo la Bella Adelaida, mirando de donde venia la voz y viendo que venia de un monstruito muy feo y muy antipático, que miedo y horror le dio.

 

El monstruito, el cual era conocido por La Bestia, una habitación muy bonita le dio a la Bella Adelaida, la cual muchas horas pasaba en ella sin salir por el miedo que sentía hacia su captor. 

 

Los días pasaban y poco a poco la Bella Adelaida y la Bestia cada noche empezaron a hablar, primero un poquito y luego un poquito más y más, hasta llegar a cada noche hablar horas y horas y horas.

 

Semanas pasaron y la Bella Adelaida solo podía hablar con un caracol que cada mañana la visitaba a su habitación, un caracol que era algo golfo, solo pensaba en cortejar a jóvenes caracolas y a la Bella Adelaida sus artes de seducción le contaba.

 

Mucho le divertida el caracol a la Bella Adelaida, ya que era tremendamente golfo, como desconsiderado pero al mismo tiempo muy tierno y buen amigo. Pero la Bella Adelaida durante el día solo esperaba que llegara la noche para poder hablar con el monstruito ya que a pesar de su antipatía y gruño noria  un encanto de persona lo consideraba.

 

Ternura le despertaba el monstruito a la Bella Adelaida, ya que este cada noche le hablaba de cómo había su vida, del porque había decidido apartarse de la gente y del porque se sentía solo. Malvadas brujas había conocido que todas las ilusiones le habían quitado.

 

Para el monstruito, tener a la Bella Adelaida cada noche, era lo más bonito que le había pasado jamás, podía hablarle de sus miedos e ilusiones, de sus sueños y de sus fantasías, le podía hacer confidencias que en aumento iban cada día.

 

Poco a poco para la Bella Adelaida, el monstruito en su amores se convirtió, para ella era muy emotivo hablar cada noche con el, y poder contarle lo que nunca había contado ella a nadie y poder escuchar de el lo que nunca nadie le había contado a ella.

 

Hablaban y hablaban, horas y días que cortísimos se hacían, y los meses pasaban, llegando un invierno y una primavera, un verano, un otoño y otro invierno.

 

Enamorados era evidente que ambos lo estaban, y muchas noches el amor hacían, la Bella Adelaida no lo veía a el como un  monstruito, sino como la persona más emotiva y sensible que había conocido.

 

Cada mañana el señor Caracol cuando veía a la  Bella Adelaida, le decía el amor has estado haciendo esta noche, que tus ojos de cansada te delatan, y muy curioso el no paraba de insistir a la joven doncella, que intimidades le contará, pero por mucho que la Bella Adelaida le contara que su cansancio solo se debía  a estar hablando y no haciendo el amor , el caracol muy  golfo no la quería creer.

 

Mucho se reía la Bella Adelaida, de lo  lujurioso que era su amigo el caracol, que siempre babas con el arrastraba.

 

A pesar que el monstruito, era a veces muy caprichoso y dominante, a la Bella Adelaida su sumisita le gustaba ser, le encantaba sentirse dominada por el, porque sabia que detrás de esa dominación amor solo había.

 

Pero como en todo cuento un problema había, el monstruito quería salir de castillo con la Bella Adelaida y atrás dejar su mundo de soledad y de enfado, estaba dispuesto a hacer realidad todos sus sueños y los de su amada Bella Adelaida, pero esta llena de medios sentía. Miedo le daba que la magia vivida durante todas esas noches y todos esos meses se acabara al abandonar el castillo.

 

Muchos y muchos miedos inundaban a la Bella Adelaida, miedo a sufrir por amor, miedo a que al vivir fuera del castillo ese mundo tan maravilloso pudiera cambiar.

 

Por mucho que el monstruito le quisiera hacer ver que no tenía que ser tan temerosa, ella no conseguía desprenderse de sus temores y tras muchos intentivas por la puerta del castillo la Bella Adelaida no había logrado salir.

 

Muchas ilusiones seguían entre los dos creando, el monstruito con la Bella Adelaida se quería casar y una noche le llego a decir:

 

-Bella Adelaida, eres mi ilusión, eres el único mundo en el que deseo vivir, eres mi mundo,  no te puedo decir lo mucho que te quiero, porque seria como multiplicar infinito por infinito, por favor, cásate conmigo porque eres lo único que necesito para ser feliz. Te quiero como nunca he querido, te necesito como no he necesitado, eres mi princesa, eres mi cuento de hadas hecho realidad, por favor por favor cásate conmigo.

 

Pero la Bella Adelaida, miedos seguía teniendo, y a pesar de querer casarse con su monstruito, mucho miedo le daba salir del castillo, ella se pensaba que el no la entendía, que no entendía su miedo, pero el la entendía y la respetaba, y como la quería y la adoraba, solo podía hacer una cosa esperar a que ella estuviera preparada, que sus miedos superara.

 

Este cuento es un cuento aún sin un final, tanto la Bella Adelaida y el monstruito no han escrito el final de este cuento, pero seguro que cuando llegue el final del cuento , sera un final precioso como todo cuentos de hadas, porque es el deseo de los dos, y el amor que se tienen uno por el otro solo puede llevar a un final bonito y a una única frase la cual puede cerrar esta bella historia de amor.

 

Colorin colarado este cuento se ha acabo, se amaron durante cincuenta años, fueron felices  y comieron perdices.

 

Per la noia que és el meu somni.

T’estimo .

Muak.

        

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